En días pasados colocaron detrás de las rejas a un sexagenario por realizar “Estupro” (El estupro es un delito de abuso sexual que comete un adulto al tener relaciones sexuales con un menor de edad que no tiene la edad legal para otorgar su consentimiento en materia sexual, pero valiéndose de engaños, chantaje o una posición de poder o influencia). Un caso reciente sucedió en San Joaquín, Carabobo, donde un hombre de 61 años, ofreció teléfonos y otras prebendas a una niña de solo 14 años, por intercambio sexual en el cual logró su cometido. Esto acontece también en muchos lugares de la geografía nacional. Son llamados ahora “Sugar Daddy o Mother Baby” apodo, mote o remoquete adoptado para ser más potable a la sociedad al ser identificado. En fin la destartalada y desprestigiada
opinión de las redes sociales les quiere acuñar o endilgar sin decir la palabra correcta para insertarlo en el vocablo diario y verlo de lo más normal.
En el argot informativo, los periodistas somos responsables de lo que escribimos pero no somos responsables de lo que el lector interprete o pueda interpretar. Haré hincapié en estas letras, “porsia” y como siempre escribo: no venga algún erudito a tratar de sacar el contexto lo medular de este editorial. A todos los varones le gustan las hembras y a las hembras, los varones (aquí no entran otras denominaciones o desconexiones porque eso será tema de otro escrito que redactaremos desde la objetividad, sin que alguien pudiera ofenderse, ¡Pendiente!). Lo cierto es que indagando en la parte social tiene que ver mucho (con gran porcentaje) en el aspecto económico, de poder adquisitivo, pobreza, falta de oportunidades o la situación país. El que tiene cierto poder adquisitivo ofrece en la vulnerabilidad de una fémina y se aprovecha de situaciones que atentan contra la dignidad de una niña, niño, adolescente o mujer. No es
nada nuevo pero ha ido en aumento. Son pocas las noticias que salen a la luz pública o de denuncias de parte de los agravados u familiares, pero en el barrio “abundan” estos casos. Para nadie es un secreto la situación actual de la economía familiar y lo rudo que está todo.
La juventud quiere futuro pero ve el horizonte oscuro. Quieren estudiar, recrearse; que sus padres puedan darle la educación para su porvenir, darse un gusto (…) GRADUARSE Y SER PROFESIONAL DE LA REPÚBLICA. No quiere vender su dignidad y su orgullo por cosas materiales que lacera su porvenir y hace que sufran de recuerdos que no quieren volver a pasar con el transcurrir del tiempo.
La enfermedad de la Redes Sociales, como una autopista de información, se ha dado la tarea de normalizar todo; de alienar el comportamiento de los jóvenes y de adultos sin criterios propios. De atentar de las buenas costumbres y de dominarlas hasta el punto de convertirlos en sucesos abominables.
Nuestras mujeres venezolanas la han pasado mal al salir de nuestras fronteras y las que quedan, muchas, caen en redes con la sola esperanza de conseguir algo monetario. Eso no se lo puede permitir la sociedad. La decencia debe
volver nuevamente.
Nuestros gobernantes lo hacen, como una alcalde de una ciudad oriental que sale en las redes regalando “vibradores” a las mujeres, subiéndolas a las redes y la fémina aceptando, siendo alienante para quien lo sigue. Indudablemente,
debemos como sociedad cuidar de nuestros niños, niñas y mujeres de no caer en este tipo de sucesos. Pero a la par debemos también de ver como existen niñas y menores exponiéndose sexualmente en las redes, atrayendo el morbo por sus publicaciones explicitas. A ellas también va el regaño.
En este mundo donde la maldad es la que manda y donde cualquiera puede caer en tentaciones (un viejo adagio dice que cualquier moralista aunque sea un vicio tiene) se debe atacar estas irregularidades que va en aumento. No la vas erradicar pero si a bajar sus índices. ¿De cómo lo van hacer? Generando confianza, educación, regresar la normalidad, que la economía familiar y la calidad de vida retorne. Que los problemas políticos no haga el daño colateral. Nuestros hijos y mujeres venezolanas no caerían en las garra de “Sugar Daddy” (como le acuñaron pero para la sociedad son Estupros) y que se les respete su dignidad.
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Egresado de la Universidad Católica Cecilio Acosta UNICA.
Licenciado en Comunicación Social, mención Desarrollo Social
Colegio Nacional de Periodista Numero 18.896. Escritor, productor radial.
Teléfono: 0412 5368525
E-mail: marval_29@hotmail.com.
Twitter: @marval_29.
Facebook: Douglas Marval
Buen dia familia. Muy objetivo y sincero el texto, sobre todo en lo que respecta a la intención de las deprimentes redes sociales de normalizar todo lo que sexualmente sabemos esta mal. Como tu señalas no es suggar baby sino estupro, tampoco es acuerdo, trueque o como le quieran llamar sino prostitucion infantil. Saludos desde Tucacas. Gracias por su redaccion.