Hoy la noticia es el nuevo año que está por comenzar en cuestión de horas. Algunos que están ocupados en el quehacer de últimos momentos de seguro leerá estas letras después del cañonazo cuando esté un poco más holgado. En fin, el 2022 deja solo expectativas como los años anteriores. De seguro este 2023, cuando le toque su turno de entregar la continuación al año siguiente será igual pero con un atenuante de esperanzas para cada familia que espera que su situación social cambie para mejor.
Los venezolanos ya están cansados de tantas diatribas. Están cansados de que la política, el dogmatismo, la situación económica, los conflictos estériles, el desmembramiento de la familia sean lo que continúe en este nuevo año que, al parecer, va seguir sin conseguir el preciado antídoto para que vuelva la normalidad que se extravío hace muchos años. Y si somos inteligentes tendremos en nuestras manos la solución en esa nueva fiesta democrática que vendrá.
Por los momentos nos abrazamos a la esperanza que estemos unidos en familia, que siempre estemos muy cercanos y que los buenos deseos “sinceros y auténticos” predominen en el ambiente para que el positivismo sea el protagonista del ambiente. Y el deseo de “mucha salud”.
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